viernes, 19 de marzo de 2010
Educación versus intereses políticos
Una presión más sobre la educación
18-Marzo-2010 | EDITORIAL DE EL NUEVO DÍA
La solución que pretende dar el Departamento de Educación al asunto de los días acumulados de licencia por enfermedad es prácticamente una invitación al ausentismo masivo en la etapa final del año escolar y presenta un incalculable potencial de daño al salón de clases.
De la misma forma, la exhortación que hiciera la secretaria Odette Piñeiro para que los maestros del sistema público agoten los días de enfermedad que tengan acumulados en exceso de 90 desconoce el origen y la naturaleza de los días por enfermedad y desvirtúa su propósito loable de no penalizar a los trabajadores por razón de enfermedad.
Las indicaciones están contenidas en una carta circular en la que Piñeiro, amparándose en su interpretación de las disposiciones de la Ley 7 de Emergencia Fiscal, incluso recomienda a los maestros a tomar estos días después del 30 de abril de este año. De paso, les pide que firmen un documento comprometiéndoles a no reclamar posteriormente el pago correspondiente en el caso de no utilizar los días acumulados. Algo que los grupos de maestros rechazaron de plano al señalar que la misma Ley, en su Artículo 38.02, establece que la suspensión de este pago es temporera.
Educación no ha ofrecido cifras de la cantidad de maestros que quedan de esta forma compelidos a tomar los días compensatorios. Pero de acuerdo a los cálculos de la Asociación de Maestros de Puerto Rico, se trata de “una inmensa mayoría” que sobrepasa el 80% de los educadores.
Estando tan cerca el fin del semestre escolar es obligado preguntarse si en la mayoría de los planteles donde trabajan estos maestros darán por terminadas las clases por adelantado, recortando a niveles extremos el ciclo lectivo y reduciendo el acceso de los estudiantes a la enseñanza que ya de por sí presenta un problema de fondo al País.
Y es que el tiempo real de clases durante los semestres académicos en Puerto Rico es menor en comparación con otros países, debido al nivel de ausentismo que ronda el 30% entre nuestros educadores, de acuerdo con el grupo de estudio de la realidad puertorriqueña Centro para la Nueva Economía.
Quiere decir que si al año escolar promedio de 180 días que rige en Puerto Rico se le resta el 30% correspondiente al ausentismo, los estudiantes tienen apenas 126 días de clases al año. Esto es sin contar los días libres por causas como el mal tiempo, olores objetables, actividades no docentes como las fugas y otros. Resulta escandaloso cuando se toma en cuenta que de 43 países encuestados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), 33 tienen ciclos escolares de sobre 180 días y algunos llegan a los 220.
En esos grupos de alto ausentismo están aquellos maestros que entienden que pierden derechos si no utilizan los días de enfermedad y entonces los agotan aunque estén bien de salud. Por esa misma razón fue que se instituyó como incentivo el pago de toda licencia por enfermedad que se acumulara en exceso de los 90 días. Es un contrasentido, y una tremenda ironía con efectos detrimentales sobre el sistema escolar, que las directrices de Educación tengan el efecto de propiciar el ausentismo.
Estas contradicciones no ayudan en nada a que nuestro sistema educativo salga del hoyo.
18-Marzo-2010 | EDITORIAL DE EL NUEVO DÍA
La solución que pretende dar el Departamento de Educación al asunto de los días acumulados de licencia por enfermedad es prácticamente una invitación al ausentismo masivo en la etapa final del año escolar y presenta un incalculable potencial de daño al salón de clases.
De la misma forma, la exhortación que hiciera la secretaria Odette Piñeiro para que los maestros del sistema público agoten los días de enfermedad que tengan acumulados en exceso de 90 desconoce el origen y la naturaleza de los días por enfermedad y desvirtúa su propósito loable de no penalizar a los trabajadores por razón de enfermedad.
Las indicaciones están contenidas en una carta circular en la que Piñeiro, amparándose en su interpretación de las disposiciones de la Ley 7 de Emergencia Fiscal, incluso recomienda a los maestros a tomar estos días después del 30 de abril de este año. De paso, les pide que firmen un documento comprometiéndoles a no reclamar posteriormente el pago correspondiente en el caso de no utilizar los días acumulados. Algo que los grupos de maestros rechazaron de plano al señalar que la misma Ley, en su Artículo 38.02, establece que la suspensión de este pago es temporera.
Educación no ha ofrecido cifras de la cantidad de maestros que quedan de esta forma compelidos a tomar los días compensatorios. Pero de acuerdo a los cálculos de la Asociación de Maestros de Puerto Rico, se trata de “una inmensa mayoría” que sobrepasa el 80% de los educadores.
Estando tan cerca el fin del semestre escolar es obligado preguntarse si en la mayoría de los planteles donde trabajan estos maestros darán por terminadas las clases por adelantado, recortando a niveles extremos el ciclo lectivo y reduciendo el acceso de los estudiantes a la enseñanza que ya de por sí presenta un problema de fondo al País.
Y es que el tiempo real de clases durante los semestres académicos en Puerto Rico es menor en comparación con otros países, debido al nivel de ausentismo que ronda el 30% entre nuestros educadores, de acuerdo con el grupo de estudio de la realidad puertorriqueña Centro para la Nueva Economía.
Quiere decir que si al año escolar promedio de 180 días que rige en Puerto Rico se le resta el 30% correspondiente al ausentismo, los estudiantes tienen apenas 126 días de clases al año. Esto es sin contar los días libres por causas como el mal tiempo, olores objetables, actividades no docentes como las fugas y otros. Resulta escandaloso cuando se toma en cuenta que de 43 países encuestados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), 33 tienen ciclos escolares de sobre 180 días y algunos llegan a los 220.
En esos grupos de alto ausentismo están aquellos maestros que entienden que pierden derechos si no utilizan los días de enfermedad y entonces los agotan aunque estén bien de salud. Por esa misma razón fue que se instituyó como incentivo el pago de toda licencia por enfermedad que se acumulara en exceso de los 90 días. Es un contrasentido, y una tremenda ironía con efectos detrimentales sobre el sistema escolar, que las directrices de Educación tengan el efecto de propiciar el ausentismo.
Estas contradicciones no ayudan en nada a que nuestro sistema educativo salga del hoyo.
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