Los alumnos ya no son la razón de ser de Educación, según expertos
Tras la renuncia de Carlos Chardón, el Departamento de Educación no tiene una persona que lo dirija.
El Departamento de Educación, con sus diversos niveles administrativos y rígida jerarquía, ha quedado enredado en el mantenimiento de su propia complejidad y dejó de ver a los estudiantes como su razón de ser.
Así lo concluyeron un grupo de expertos que se encargaron de realizar una radiografía del funcionamiento actual de la agencia más grande del Gobierno.
El Nuevo Día convocó a una mesa redonda a los ex secretarios de Educación César Rey y Rafael Aragunde, a las profesoras universitarias Ana Helvia Quintero y Nívea Silva y el secretario interino del Departamento de Educación, Edward Moreno, quien participó en representación del ex secretario, Carlos Chardón.
La profesora Quintero recordó que la mayoría de las reformas educativas que se han realizado en Puerto Rico han tenido como base consideraciones administrativas o económicas, pero nunca pedagógicas.
“Yo encuentro que los principales problemas de la educación aquí son dos. El primero es que el currículo está desfasado totalmente de los estudiantes y de las necesidades del País. El currículo no le dice nada a los estudiantes (...) El segundo es que hay una insensibilidad hacia los estudiantes, sobre todo con los de bajos recursos”, expresó Quintero.
Y es que en un sistema regido por capas y capas de niveles burocráticos, a veces se pierde el sentido de para qué se está trabajando.
“El 84% del presupuesto del Departamento de Educación se va en nómina, el 10% se va en utilidades y el 6% que queda entonces se utiliza para la escuela, para los libros, los materiales y las cosas que hacen falta”, señaló el ex secretario de Educación, César Rey.
No obstante, el profesor universitario destacó que no se puede ofrecer una cantidad exacta del dinero que la agencia destina para servicios directos al estudiante, ya que se deberán tomar en cuenta los salarios del personal docente y lo que se invierte en el mantenimiento de los planteles, entre otras consideraciones.
Moreno sostuvo que para atender este asunto, la actual administración de la agencia se ha encargado de redistribuir su personal a las áreas donde se necesitan. Como ejemplo señaló la movida de destacar superintendentes en el puesto de directores.
Sin embargo, la directora del Instituto de Política Educativa para el Desarrollo Comunitario (Ipedco) de la Universidad del Sagrado Corazón, Nívea Silva, señaló que más que “arreglar” la educación, es necesario transformarla para alcanzar las metas que las autoridades se han trazado por las últimas décadas.
Silva sostuvo que, irónicamente, uno de los escollos que enfrenta la organización de la agencia es su propia Ley Orgánica, la Ley 149 de 1999, la cual sienta las bases para la autonomía escolar.
“Regiones políticas”
De igual modo, criticaron que esta ley mantuvo uno de los puntos más rechazados del estatuto previo, la Ley 68 de 1990, que fue la creación de las regiones educativas. A partir de ese momento, las regiones quedaron estigmatizadas como creaciones políticas en vez de oficinas encargadas de dar apoyo administrativo a las escuelas, por lo que Silva abogó para que se retome el funcionamiento del sistema antes del 1990, cuando entre la agencia central y los planteles sólo estaban los distritos escolares.
Aunque los participantes de la mesa redonda no lograron ponerse de acuerdo sobre los temas de descentralización de sistema educativo y la autonomía escolar, un punto de consenso fue la necesidad de despolitizar la agencia.
“Hay que sacar la política del juego. Uno de los problemas más grandes es la falta de continuidad en los programas porque en cuatro años no se logra nada, pero una vez cambia el Gobierno se borra todo lo que se hizo antes”, destacó Quintero.
La profesora mencionó que otros países, como Irlanda, lograron despolitizar sus sistemas educativos mediante la creación de organismos independientes que se encargaron de diseñar la política pública educativa.
La mesa redonda se llevó a cabo antes que el Gobierno anunciara la creación de la Junta Consultiva de Educación, por lo que los participantes no tuvieron la oportunidad de calificar este cuerpo.
Por su parte, Silva señaló que el mayor obstáculo que impide alcanzar compromisos en torno a la descentralización y la autonomía es la falta de definiciones que expliquen cómo se implantarán esos conceptos.
“Si vas a las escuelas, lo que escuchas es que nadie sabe cómo funcionan ni qué es lo que se quiere hacer”, sostuvo la educadora.
Como ejemplo de esa falta de continuidad, el ex secretario Rafael Aragunde apuntó que en la Isla se han utilizado tres versiones diferentes de las Pruebas Puertorriqueñas de Aprovechamiento Académico en los últimos ocho años.
“Y se sabe que este tipo de instrumento necesita al menos cinco años para determinarse si es efectivo”, indicó Aragunde.
Nota del editor: Este el primero de una serie de artículos sobre el sistema de educación en Puerto Rico.
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